- -Triangulando coordenadas de ataque. Proceso
concluido, coordenadas generadas. Proceda sobre X3450/Y5689. Edificación ligera. Destrucción requerida. – Voz mecánica,
procesos automatizados. Los datos se reflejan en el visor del casco. El canal
por voz es redundante, mera deferencia para que los componentes más primitivos del cerebro de un ser humano sigan el ritmo de la acción y aquellos vestigios de la comunicación no se resientan.
- - Coordenadas recibidas en 34-56, vector de aproximación
trazado. 14 segundos.
- - 14 segundos. – El aparato corta el cielo como si la
resistencia que opone la gravedad y el mismo volumen del aire no existiesen. Propulsión por fusión controlada. "Mi
objetivo estará destruido sin percibirme" Piensa el piloto.
- - 5 segundos. – Es un pensamiento que le reconforta
de alguna manera. Matar es más sencillo así. Siempre lo había sido, pero desde
hacía un tiempo se aferraba de forma extraña a eso: ellos no sabían qué iba a
pasar y de repente no existían.
- - 5 segundos.
- - Impacto directo. Valoración: Enemigo destruido. Inicio
procedimiento de recuperación. Tiempo aproximado para recuperación… 4 minutos.
- - BDA: Destruido. STR: 4 minutos. – La impersonalidad
del sistema de coordinación todavía se le hace difícil de digerir. Esta vez el
enemigo era un conjunto de chozas aisladas. El cazador desconoce quién estaba dentro, un ente recién vaporizado, ignorante a su destino o si había alguien si quiera. A veces
las misiones solo pretenden medir la lealtad moral hacia la Confederación por parte de los pilotos.
Ha sido diseñado para afrontar ese trabajo con eficiencia. Es un eficiente y, de alguna manera, hace
tiempo que se cuestiona la utilidad de su función. Cree que eso no estaba
previsto cuando fue concebido.
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- - ¡Bienvenido Hilas!, ¿Has encontrado propicia la
misión? – El operario técnico de psicología y moral suele tardar en llegar
menos incluso que los mecánicos aeronáuticos a cargo del caza. Como pieza del
engranaje el piloto era muy caro y los cuidados, para qué mentir, eran magníficos.
Buena comida, atención médica y psicológica, cuidado de sus implantes al día,
sin fisuras. Las tribulaciones emocionales no podían, desde luego, deberse a su calidad de vida.
- -Afirmativo Catorce-Sigma, misión propicia, sin novedad en el ejecutado.
Gracias. - Asepsia en la comunicación. Es uno de las cualidades más valoradas en la escuela aérea. Todos la ejercitan aun solo siendo innata para unos pocos. Para Hilas tal manera de hablar es artificial y forzada, pero le aporta la comodidad de la distancia que puede mantener con alguien. La precisión, enemiga de la empatía, favorece su aislamiento.
- - ¡Eso me reconforta enormemente! Permíteme
indicarte que deberás entregar tu informe en 27 minutos. Tu bandeja de
asignación es la número 25 esta vez. Procura visitar al psicobiólogo, es una propuesta que realizo de manera intuitiva y personal. – Los ojos de aquel funcional poseían implantes que
transmitían el estado anímico y constantes del sujeto de análisis directamente al centro de control.
Si ellos habían percibido los cambios o si eso se reflejaba en la química hormonal que
el piloto emanaba, nunca llegó a saberlo. Hilas asiente una vez, enérgico y escueto, no tiene sentido dialogar más con aquel ser, la tarea del mismo solamente es proporcionar una cara amable que oculte el profundo estudio post-misión que se efectúa por sistema a cada piloto.
- El informe es entregado a tiempo, rutinario, limpio y conciso. Hilas acude después al área de nutrientes. En el pasado aquellos
lugares se llamaban cantinas o comedores, pero se acabó poniendo mucho énfasis en que la utilidad de esa
amplia sala no debía ser confraternizar, tan solo recargar el organismo a
nivel energético. No obstante las investigaciones que limitaban las funciones y características humanas tales como el libre albedrío todavía no estaban tan desarrolladas como para evitar que ciertos sujetos (cada vez menos) se hermanasen hasta cierto punto como los guerreros de antaño.
- - ¡Hilas, aquí! Siéntate hermano. – Fineo, piloto
de su ala. No solían coincidir en combate puesto que aquellas aeronaves
operaban en solitario, su armamento y tecnología solía marcar la diferencia y
un solo caza era más que suficiente para concluir la mayor parte de misiones. Por ese motivo
tampoco en los tiempos de asueto los pilotos tenían muchos compañeros con los
que intimar.
- - Salud Fineo, hace semanas que no te veo. Tenía
la esperanza de ver tu nombre en el plano, no obstante aquí estas, engordando tu cuerpo. Cada día más abotargado, por cierto – El plano había sido durante la
guerra un enorme mapa estratégico que hoy se utilizaba como tablón de anuncios.
Normalmente se informaba durante 16 horas de las bajas sufridas, con lo cual aquella era una macabra broma fruto de la confianza. Broma que sería probablemente archivada y analizada gracias a los micrófonos situados por toda la instalación.
- - Siento decepcionarte amigo, aun me quedan unas
cuantas leguas que surcar, no obstante… Tienes peor cara. ¡Perdóname, olvidé que tus genes no buscaban la belleza! Es muy desconsiderado recordarte lo incómodo que resultas cerca, mis disculpas hermano.
- - Eres una babosa – Entre Fineo e Hilas siempre hubo
complicidad y amistad. Sus bromas eran vistas como algo peculiar y la
unidad psicobiológica había tomado buena cuenta de la propensión a la risa entre aquellos dos individuos.
Ellos dos intuían que la siguiente hornada de pilotos no se les parecería en ese aspecto. Poco a poco se iría alcanzando la eficacia total.
- - ¡No sabes cómo me acabas de ofender!
- - Seguro que ha sido así, pero dime, recibí tu
mensaje y no pude responder. ¿De qué querías hablar?
- - Ah, no era importante, no en este momento.
¿Dime, fue la propicia la misión? – Hilas captó la reserva de su compañero. Aquello
era, no obstante, interesante; ¿un eficiente como Fineo intrigando?
- - Si, lo fue. Existen todavía conceptos e ideas
que querría pulir. Conocer, ya sabes. Conocer es el futuro y eso.
- - Claro, debes esperar un tiempo y poco a poco
acabas por entenderlo. ¡Yo ya lo hice! Y mientras tú te pones a mi nivel, creo
que será mejor que te fijes en quién acaba de entrar. – Conocía esa broma, pero
era parte de su complicidad. Miró hacia la puerta fingiendo caer en la trampa y Fineo le quitó una porción
de comida de la bandeja.
- - ¿Ya está el nene contento con su broma?
- -¡Siempre!
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Durante el siglo pasado los primeros
pilotos humanos que concluían sus misiones debían lidiar con las consecuencias
de sus actos mucho después de la operación. En la soledad de sus habitaciones y
hogares rumiaban e imaginaban cómo debió ser el final de aquellos infelices en
tierra. Después, si tenían suerte, simplemente se acababan insensibilizando o,
por otro lado, acaban deprimidos o bajo tratamientos. Algunos recurrían al
suicidio.
No era el caso de aquel piloto. Para el no
había remordimiento o dolor, no había dudas morales. Se cuestionaba la utilidad
de acabar con simples humanos haciendo uso de armamento tan caro y sofisticado teniendo fuerzas de tierra más económicas e igual de eficientes para esas tareas básicas.
Y, de repente, un día sintió una extraña punzada. Un desconocido vacío. Algún
remanente escondido en sus genes empujó a la luz un atisbo de empatía, herramienta básica desde hacía milenios para la especie. Tiempo
después comprendió que su acondicionamiento era deficiente y la química de su organismo todavía tenía un amplio margen para sentir, experimentar y adaptarse.
Preso de ese vacío se limitó a
sentarse en su cama y analizar su vida hasta ese momento. De vuelo en vuelo, de
masacre en masacre. Docenas de objetivos abatidos y un erial a su paso. Todavía
no sentía culpa por sus actos, pero esa sensación de vacío lo aprisionó durante
horas y, por primera vez, su raciocinio acelerado no encontró una solución
lógica o una justificación suficiente. Él mataba. Mataba con profusión, con
habilidad y con conocimiento. Mataba mucho.
Habían transcurrido unas horas
desde el encuentro con Fineo y el aislamiento autoimpuesto cuando notó una ligera vibración
en la muñeca. Mensaje entrante. Con un impulso cerebral dio acceso al mensaje directamente sobre su campo visual y pudo leer: “HGR-71B.
30 minutos”. Eran las siglas del hangar 71B, una zona secundaria para
almacenaje de repuestos que no eran de primera necesidad. Nada más complejo que
herramientas, accionadores, rótulas y rodamientos. Sin pensarlo se levantó y marchó en
esa dirección. Quien hubiese escrito ya habría tomado las medidas de seguridad
adecuadas para que su ruta hacia allá fuese discreta, de lo contrario siempre
podía aludir necesidad de equipo personal en 70B, que hacía las veces de
repositorio de uniformes y material individual.
- - Las cosas están cambiando, ¿verdad? – Escuchó Hilas tras deambular entre los pasillos del hangar. La voz provenía
de un hombre equipado con la vestimenta de los operarios clase B-2,
mantenimiento, funcionales dotados de
habilidades avanzadas para la organización y la clasificación de materiales.
- - No detecto conexión red contigo. ¿Quién
eres? Eres común.
- -Lo dices de una manera que suena como un
insulto.
- - Disculpas.
- - Aceptadas. – La respuesta sonaba como una burla
y su interlocutor adoptó una voz robótica. El piloto sonrió para sus adentros, era una
buena sensación muy poco común – Escucha, Fineo nos habló de tu despertar. Debes venir con
nosotros y siento decirte que debe ser ahora. No te queda mucho tiempo.
- - ¿Cómo, de qué estás hablando?
- - A ver, no es algo excepcional lo que te acaba de
ocurrir, pero ellos también lo saben y te liquidarán dentro de poco. Me llamo
Eloi y ha sido muy difícil colarme aquí, así que decide ya si vienes o no.
- - Voy. - La respuesta fue rápida, directa. Estaba acostumbrado y diseñado para realizar un análisis rápido de su entorno constantemente.
- - Vaya. No esperaba que fuese tan sencillo. - Eloi pareció confuso por un segundo.
- - Claro cielo, tú siempre lo complicas todo. –
Esta vez la voz era de mujer y estaba a su espalda. "Claro, si hubiese decidido
dar la alarma ella me hubiera eliminado" Pensó Hilas. Trajes de camuflaje y absorción de información.
Hacían casi imperceptible a un portador con los conocimientos necesarios. Esos trajes gozaban de utilidad frente a la percepción física y al análisis de redes. Desde luego aquella
mujer tenía esos conocimientos y el individuo, Eloi, al carecer de conexión red, se convertía en otro elemento difícil de rastrear.
- - Si, Norna, lo que usted diga. Como viene siendo habitual - Hilas detecto ironía en el comentario. Música para sus oídos, descubrió admirado - ¿Nos vamos o te queda alguna aparición espectacular más?
- - Me gusta cuando te molestas, pequeño. Tengo el transporte listo. Piloto, tú primero bombón, en dirección al 72A, escotilla de residuos 13. Transporte de carga número
25. ¿Entendido? – El piloto juró que Eloi se agitaba
ligeramente cuando ella le llamó “bombón”.
- - Entendido. Cuestión… ¿Fineo?
- - El nos hace un gran servicio aquí dentro así que por ahora ha decidido permanecer en la instalación. Le
debes mucho más que la vida. Eloi cariño, te dejamos solo.
- -
Ya, la próxima te expones tú. Diva… - Eloi masculló y se
perdió entre los pasillos del hangar rápidamente. Se notaba destreza en sus
movimientos, entrenamiento reciente.
- - Este muchacho… Bien, Hilas, carnicero, nos
reuniremos allí en un momento. Créeme, esto te va a gustar.
- - Estoy seguro de que tienes razón.